¿Desde dónde estás leyendo este
artículo? ¿Cada cuánto tiempo revisas tu Smartphone? ¿Cuántas veces has entrado
hoy en tus perfiles sociales? ¿Qué es lo último que haces justo antes de
acostarte? Estas son solo algunas preguntas
que todos podemos hacernos para saber, o al menos intuir, si nos hemos convertido en unos auténticos
‘zombies’ digitales, y necesitamos nuestra dosis diaria de Smartphone y
redes sociales.
Los actuales teléfonos móviles llamados… inteligentes, y las redes sociales forman hoy en día un binomio prácticamente
indisoluble. Podríamos decir que este ‘flechazo’ se veía venir, ya que comparten
un fin bastante similar, multiplicar nuestros niveles de comunicación y amplificar
nuestra relación con los demás. Como resultado, esto ha derivado en una ‘tormenta perfecta’ dónde el móvil se ha
convertido en el altavoz idóneo para ese
‘monstruo’ que devora cada minuto de nuestra existencia, los perfiles
sociales.
Irse de viaje ya no es suficiente,
hay que hacer un ‘publirreportaje’, Cenar en un buen restaurante no basta,
todos deben conocer el menú, ver una película ‘del tirón’ carece de sentido si
no podemos opinar sobre ella y decir lo
mucho que te gusta al instante … en
definitiva, el mundo ‘tiene’ que envidiarte ¿De verdad era este el objetivo de
las redes sociales?, Poco importa eso ya, pues su influencia es tal, que nuestro cerebro ha ‘mutado’ con ellas. Se
sabe que son capaces de generar cambios en neurotransmisores como la oxitocina,
adrenalina o dopamina entre otros, y que hemos asociado su uso con el placer,
produciendo un efecto similar al de cualquier droga cuando alguien nos
‘comenta’ o nos da un ‘like’. ¿Son las redes sociales una droga más? Si nos
atenemos a una de las acepciones de la RAE (3. f. Actividad o afición obsesiva.), pese a su
normalización, si lo son.
Pero no nos engañemos, como
sucede con todas las drogas, ese ‘subidón’ (de ego) es mucho más efímero que el
daño que viene después. En este caso nos
impiden disfrutar de cualquier momento o actividad de forma sana y natural, incitándonos
a proyectar una imagen de nosotros mismos y de nuestra felicidad, que en muchas
ocasiones dista bastante de la realidad, a la vez que nos generan un nivel de autoexigencia constante muy
poco saludable. No es fácil ni sano mantener ‘ese’ nivel de vida más acorde
al de una estrella del rock o al de un actor de Hollywood. Seguro que, como
nosotros, tú también has caído alguna vez en el “aquí sufriendo” o “… ni tan
mal” ¿Verdad que sí?
En resumen, podemos decir que la digitalización y el uso de las nuevas tecnologías,
han facilitado y mejorado, por qué
no decirlo, en muchos aspectos nuestras
vidas. El problema surge cuando la
balanza se desequilibra, y en lugar de generar facilidades, genera dependencias.
El uso indispensable que le damos a los smartphones, sumado al fácil acceso que
estos dan a las redes sociales ha contribuido de forma muy importante a este nuevo y nocivo patrón de conducta social.
¿Cuántos de nosotros no nos hemos reunido con amigos en una terraza para terminar
prestando más atención al dichoso móvil? Las enormes posibilidades de evasión
que ofrecen las RRSS hacen que muchas personas quieran ser un ‘Avatar’ más en
‘Pandora’, ya que al igual que en la famosa película, la realidad está llena de problemas que son necesarios afrontar,
mientras que la ‘vida virtual’ siempre es más fácil.
La sociedad actual no ha sabido interpretar de la forma correcta en el
uso de estos recursos digitales y en muchos casos está logrando todo lo
contrario de lo que buscaba, generando un importante aislamiento social y una
dependencia continua ante la aprobación de los demás. Como casi todo en la
vida, las RRSS pueden ser muy positivas si se utilizan de forma correcta, pero
nocivas si les damos un mal uso. Busca
el equilibrio y siempre prioriza tu ‘perfil’ real. Sé UniHco.
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